La obra pertenece a la primera fase del artista, en la cual descubre la pintura como forma de expresión más eficaz y duradera que la palabra, parafraseando un antiguo aforismo latino: Verba volant escripta manent.
La obra representa una de la primeras reflexiones estéticas de la artista, densa de referencias históricas que empiezan por la experiencia neoimpresionista de Emile Bernard y su Naturaleza muerta con jarra de piedra y manzana (1887).
Sin embargo, la artista, trasforma un tema fundamentalmente
clásico como el bodegón de frutas, en una afirmación de su colombianidad a través del chontaduro, fruto con sabor supremamente fuerte que llega desde la costa pacífica a la ciudad de Cali en los años setenta y que posee, entres otras, propiedades afrodisiacas, clara alegoría de la capacidad creativa y reproductiva revolucionaria que el mestizaje imprime.
El chontaduro representa el mestizaje, que con el crecente desplazamiento de la población afro, incursiona en la ciudad y se funde en un crisol de manifestaciones culturales: Arte, cocina, música y baile, transformando a Cali en un polo de creatividad y de exportación de artistas a nivel internacional.
Originariamente el color del fruto es verde y rojo, la artista pinta en rojo para representar la pasión creativa en un reconocimiento a la temática de su identidad nacional y a la vez a la emocionalidad que condiciona todos los aspectos de su ciudad, mejor conocida como la sucursal del cielo, capital mundial de la rumba y de la alegría.
Finalmente la técnica neoimpresionista imprime cierto movimiento a los frutos, como referente alegórico al concepto de creatividad en continua evolución, característica esencial de su pueblo a través de la cual supera a diario las innumerables dificultades de una sociedad en pleno desarrollo.
El título sugestivo hace referencia al hecho que históricamente la población colombiana, para sobrevivir a todas las necesidades, traumas e incongruencias de una sociedad en violenta evolución, se ve obligada cada día, tal como Isaac Newton, a hacer descubrimientos y a inventar nuevas formas de sobrevivir, partiendo de lo poco que tiene con sorprendentes y admirables
resultados y sin nunca perder su optimismo.