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Siempre me ha cuestionado la condición humana, lo que reflejamos, lo que sentimos y lo que realmente somos… Mi intención a través de la pintura, es inducir al espectador a la catarsis de los sentimientos y sensaciones, donde cada quien, al contemplar mi obra, encuentre un poquito de sí mismo.
Los Seres humanos nos cargamos de ausencias que nos hacen escondernos en lo más interno de nuestra alma, a través de la existencia eterna de nuestro ser; ocasionando que El verdadero “Yo” quede sepultado en lo más profundo del túnel… Los mandalas son imágenes como un diagrama cósmico que nos recuerda nuestra relación con el infinito, que el mundo se extiende más allá de nuestros cuerpos y mentes. Las cuatro puertas que rodean el mandala significan la habilidad de la espiritualidad para desplegarse desde el sitio sagrado hacia otros tiempos y espacios. La relación que se establece a través de la contemplación de la geometría del mandala incita a un estado de meditación que ayuda a explorar los rincones de la psique y lograr reencontrarnos con nuestra esencia.
Este mándala representa el tránsito de evolución cuando entendemos que el verdadero yo esta perdido, generando confusiones que limitan nuestra alma. Pero es la sabiduría del ser supremo que habita en cada uno, quien nos guía generando movimientos desde los misterios de la dualidad del ser, que nos hace resurgir desde las sombras, reconociéndonos y arraigándonos pasionalmente a lo que somos.
Este mándala activa los chakras expandiendo la intuición, dejando fluir los mensajes de cerebro, conectados directamente con la inteligencia cósmica que percibe la verdad de lo inexplicable, de lo inteligible, delo netamente sensitivo. El movimiento deja fluir la sensualidad y dulzura que vibra plenamente para la búsqueda de la totalidad del ser
Este Mandala nos guía desde el misterioso mundo de los sueños hasta la realidad. Es el proceso de lo irreal a lo real, de la duda a la certeza, de la idea al hecho; nivela nuestros miedos y egos iluminando el camino para materializar todo aquello que soñamos en nuestro centro en un proceso natural. Es nuestro polo a tierra.
Este Mandala es la flor que renace, de la comunicación entre mente y espíritu, amistándose con el niño que habita en cada ser. Representa la reconciliación entre la lucha de lo que somos y deseamos ser.
Y me seguís sorprendiendo!!!!!! Todo lo que decis es real!!! Y justamente voy a retomar mi vocación a través de un taller de mandalas que haré próximamente.
GRACIAS!!!