La obra representa un tentativo de pintura onomatopéyica que, a través del lenguaje formal, busca recrear la experiencia humana que se materializa mediante los sentidos así como Vivaldi describe con atrevidas armonías, orquestación y melodías del violín solista los matices que caracterizan las cuatro estaciones.
En este caso la artista se concentra en el tema del viaje reconstruyendo las emociones encontradas: miedo, asombro, exaltación y curiosidad que se apoderan del alma de Marco Polo que en pleno medio evo, después de un viaje de dos años desde la ciudad de Génova, en el norte de Italia, llega a China contra todo pronóstico descubriendo una civilización milenaria mucho más profunda y perfecta de la italiana y europea de su época.
El negro representa el miedo que se transforma en el rojo de la emoción ocasionada por el del descubrimiento de otra cultura representada por los jeroglíficos y el tramonto del sol que significa el cierre de un capitulo pasado en la vida del explorador para dar espacio a un nuevo día lleno de emociones que será su futura vida en un nuevo país.
El viaje es también alegoría del fenómeno siempre doloroso de la emigración masiva de los colombianos que, en busca de un futuro mejor con destino España o estados unidos, terminan alterando su vida y la de toda la familia en un acto heroico de amor incondicional y sentido del sacrificio que expresa el inmenso corazón de este pueblo.
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